el pillan
El Pillán es un tipo de espíritu benigno de los mapuches, y entre los espíritus, una de las divinidades más respetadas. Ellos están relacionados estrechamente con el ser humano mapuche, ya que muchos de ellos corresponden a un fundador de un linaje o familia, y por ello los pillanes son sus antepasados y el origen del mapuche. Así cada familia antigua tenía su Pillán que los sobrevigila y defiende a sus miembros. Por ello se hacían guillatunes o rogativos al pillán, para que beneficiaran al pueblo y para agradecerle por lo recibido. Igualmente el hombre mapuche como conclusión de su vida terrenal puede lograr convertirse en un pillán: si tuvo una gran descendencia que lo recuerde y que honre su memoria, y en vida siguió las tradiciones y leyes del Admapu (si es mujer puede llegar a convertirse en una wangulén).
A través de los pillanes y wangulén, no hay una separación neta entre el espíritu divino y los seres humanos; no solamente porque los segundos han sido en sus orígenes engendrados por los primeros, sino porque también pueden ellos mismos convertirse en pillán o wangulén.
Debido a la naturaleza de los pillanes, que igualmente castiga (o permiten a los wekufe castigar) con la sequía o las inundaciones, los terremotos, las enfermedades; y también debido a la influencia cristiana, muchas veces se le considera equívocamente como un ser del tipo maligno, una especie de espíritu, genio maligno o diablo que causa todos los males y catástrofes naturales.
Igualmente a los pillanes se les relaciona con los volcanes y montañas, ya que entre los pillanes que vivirían en el mapu (tierra), muchos de ellos vivirían tras las montañas o en su interior. Por ello al pillán también se le relaciona frecuentemente con el ser que ocasiona la furia del volcán (al igual que el Cherufe y otros seres), aunque verdaderamente los dueños y quién gobierna los volcanes, según la voluntad del Pu-am, serían los Ngen-winkul.
